Todos los cuarzos tienen en común una estructura molecular estable, que las hace vibrar en perfecto equilibrio y constantemente. Cuando usamos cristales, estamos introduciendo su particular vibración y creando un cambio en el campo energético con el que trabajamos, sea el cuerpo humano o un espacio específico.
Cada persona debería tener varios cuarzos que sintonice con él, por lo menos tres, aquí va por qué…
– Uno especial para ser utilizado como pendiente para llevarlo sobre su corazón o cercano a él, lo importante es que esté directamente en la piel.
– Cada persona debe tener su propio cristal de meditación.
– Es ideal que tenga un cristal de sanación para su uso personal.
Se ha comprobado científicamente que al estar en contacto con el cuarzo, aumenta el campo de vida energético del ser humano.
Cuando otra persona toca tu cristal, deja su propio campo energético impreso en el campo energético del cristal. Todo lo existente, es una forma de energía, por ello al ser tocado el cristal por otra persona, recibes las impresiones de aquella persona, por sus estados psicológicos, es decir, si esa persona estaba deprimida, furiosa o descontenta, recoges esas emociones y las aceptas como propias. Esto resulta ser muy perturbador.